En los últimos años el islote ha sufrido un importante proceso de alteración de las superficies de arena, como corresponde a su ambiente dunar. La duna norte se ha reducido considerablemente en altura y extensión, mientras que en las playas ha desaparecido casi un metro de arena sólo en los últimos seis años.
Como consecuencia de esta situación, otros yacimientos arqueológicos han salido a la luz. Ahora conocemos un total de cinco estructuras megalíticas, y abundante material arqueológico del Neolítico final y de comienzos de la Edad del Bronce se esparce por la zona intermareal. La acción del mar, inexorable, está afectando a estos yacimientos alterándolos y haciéndolos desaparecer paulatinamente.